El pasado sábado 7 de junio, los jóvenes del grupo de confirmación de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe vivieron una experiencia transformadora durante un retiro especial con motivo de la Vigilia de Pentecostés. Este evento fue cuidadosamente organizado por las catequistas de la parroquia en conjunto con su asesor, el P. René Pérez, CMF.
El encuentro comenzó con una cálida bienvenida que llenó el ambiente de entusiasmo. Los jóvenes se sintieron acogidos en un entorno que impulsaba a la apertura y la sinceridad. El P. René dio inicio al retiro con una profunda reflexión sobre el Espíritu Santo a día de hoy, invitando a los jóvenes a abrir sus corazones y mentes a la presencia divina que los rodea.
Uno de los momentos más conmovedores fue cuando se narró un cuento sobre Pentecostés desde la perspectiva de la Virgen María. A medida que la historia se desarrollaba, los jóvenes escuchaban en silencio. La conexión emocional con la figura de María les permitió sentir la cercanía de Dios y reflexionar sobre su propio viaje espiritual.
El retiro continuó con una exploración de los siete dones del Espíritu Santo, cada uno de los cuales se presentó de manera individual, invitándolos a sumergirse en su significado y relevancia en sus vidas.
El don de entendimiento fue el primero en ser abordado, despertando en los jóvenes un deseo ferviente de adentrarse en su fe, llevándolos a cuestionarse y a buscar respuestas que nutrieran su espíritu. A medida que avanzaban, se podía sentir cómo sus corazones se abrían a nuevas perspectivas, iluminando su camino.
Seguidamente, se habló del don de sabiduría, que les invitó a meditar sobre las decisiones que enfrentan en su vida diaria, lo cual les ayudó a darse cuenta de que, al tomar decisiones, pueden buscar la guía del Espíritu Santo. Esto les brindó confianza y claridad para abordar los momentos de incertidumbre.
El don de consejo se convirtió en un momento de introspección, pues los jóvenes se sintieron inspirados a pensar en cómo pueden ser guías para otros, reconociendo que su fe no solo es un viaje personal, sino también una oportunidad para apoyar y acompañar a quienes los rodean.
Posteriormente, el don de ciencia les inspiró a buscar la verdad y a comprender el mundo que los rodea a través del análisis de la creación, recordando que Dios está en todas partes y entendiendo que el conocimiento puede ser una herramienta poderosa en su vida de fe.
El temor de Dios les enseñó a no ver a Dios como alguien a quien temerle, sino a reconocer su grandeza y santidad; un temor que impulsa a la obediencia y a la búsqueda constante de su voluntad. Es el temor a perder la comunión con Él, a alejarnos de su gracia y amor, lo que nos motiva a vivir una vida justa y plena.
La fortaleza se presentó como un recordatorio de que, aunque la vida puede ser desafiante, cuentan con la capacidad de superar obstáculos con la ayuda del Espíritu Santo. Este don les infundió valor y determinación, alentándoles a enfrentar sus miedos y a confiar en su propia resiliencia.
Finalmente, el don de piedad les llevó a experimentar una conexión y amor profundo hacia Dios y hacia los demás. Este momento culminó en un ambiente de calidez y cercanía, donde los jóvenes se sintieron unidos no solo entre ellos, sino también en su relación con lo sagrado. Las emociones fluyeron libremente, creando un espacio donde cada uno pudo compartir sus sentimientos y fortalecer su compromiso con la fe.
La historia de Carlo Acutis, un joven que se dejó guiar por el Espíritu Santo, resonó profundamente en ellos. Su vida se convirtió en un ejemplo inspirador, recordándoles que la fe puede ser una luz en la oscuridad y un faro que guía sus decisiones.
Al finalizar el retiro, el grupo de JOMICLA organizó una fogata. Reunidos alrededor del fuego, en un ambiente cercano y acogedor, reflexionaron sobre la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, donde cada uno pudo conectar con sus pensamientos y sentimientos.
Este retiro no solo fue un evento, sino un hito en su crecimiento personal y espiritual, dejando una huella imborrable en sus corazones. Que el Espíritu Santo continúe actuando en estos jóvenes que están a punto de recibirlo, fortaleciendo su audacia en la fe y guiándolos en su camino.